miércoles, 28 de enero de 2009

"Tres historias literarias"

Este post lleva tres pequeñas historias que tiene algo en común: La literatura. No los publico por separado porque creo que son demasiado pequeñas, pero eso no hace que dejen de ser relevantes, en mi vida, y en la sociedad, y en pais falto de letras, donde los literatos son cruelmente discriminados
PROFESOR DE LITERATURA.

En los últimos exámenes que tuve en la academia me preguntaban a que prensaba postular. Un día al llevar los resultados medianamente buenos, mi madre me pregunto:
-¿Por que pusiste literatura en profesión?
-Porque es a lo que pienso postular si ingreso,
-Ay!, hijo, pero para profesor de literatura. Eso no te va.
-No madre, no es profesor de literatura, es escritor.
Tras una conversación con larga con mi madre tratando de convencerme, de cómo podía ser escritor. Que me moriría de hambre con esa profesión, y muchas cosas mas tome en cuenta esta pequeña red que se empezaba a crecer en torno a mi carrera, pues había notado que las personas que me preguntaban, que estudiaría, tras oírla respuesta me decían: “Hay que loco, profesor de literatura”.
Como puede alguien confundir ser escritor con ser profesor de literatura, son dos cosas distintas, pero no quiero reclamar, quiero buscar un causa.
Una de las tantas causas, quizá sea la poca cultura que desgraciadamente abunda en este país. Claro los que tiene blog no los considero incultos porque el simple hecho de publicar algo ya es símbolo de arte literario, y cultura. Si alguien me conoce y lee este post, por favor cuando me pregunte que voy a estudiar y te conteste Literatura no me digas profesor de literatura, porque… ¡CARAJO NO ES LO MISMO!
LA BIBLIOTECA SIN LIBROS.
Ya llevo tres fatídicas semanas estudiando en la academia, una academia en cierto modo buena. La enseñanza es buena, pero buena en números, pues al parecer he notado que hay cierta afinada a la xenofobia con la literatura. Llevo a la semana 1 hora de literatura, mientras que en cursos como números (Física, Química, Trigonometría, Algebra, Aritmética, Razonamiento Matemático) llevo a lo mucho 4 horas. Bueno a eso no le tomo mucha importancia, porque ya bueno los números han ganado lugar en el mundo a las letras.
Cierto día decido ir a visitar la biblioteca ilustre de mi academia. Es un amplio salón donde a mi parecer no se puede estudiar. Saludo cordialmente a la señora bibliotecaria y le digo:
-Por favor un libro de literatura sobre el “Boom latinoamericano”
- Me lo podrías repetir?
Tras repetirle un la solicitud me dijo que no había, y tras haberle repetido un sin fin de títulos sobre libros de literatura, me contesto siempre lo mismo: “No hay”. Todo es malo ahí., Llevo 1 hora de literatura a la semana, y la profesora es alguien que no se deja entender, a cambio de números los cuales en suma llevo 6 horas semanales, queriendo yo postular a literatura
Salí indignado, y me di cuenta de que en un país como en el Perú no podía ser escritor, por más que quiera
EL LIBRERO QUE QUEBRO.
Estoy en el mercado con mi madre, tenemos que hacer las compras de la semana, hace días que no vengo al mercado y eso m entusiasma. Los mercados son para un lugar donde puedes conocer la historia de un pueblo, sus costumbres, su gente.
Cargo la bolsa del mercado –solo para eso me lleva al mercado, para cargar la bolsa-. En un descuido de mi madre, le digo si puedo ir a ver los libros donde el librero del mercado.
El librero, es un tipo barrigón, de pocos cabellos canos, y barba rala. Vende libros, pero en versión pirata, cuando estoy bajo de recursos y con ganas de leer algo compro unos piratas con el perdón de mis ídolos. Veo al tipo a los lejos, pero noto algo distinto, en su puesto ya no tiene libros, si no pollos. Vende pollos pequeños, y de los libros solo quedan algunos muy pocos. Me acerco y le pregunto ¿Qué paso con los libros que vendía?
-Ya no sale a cuenta. Ya nadie compra libros. Este país esta jodido.
Salí decepcionado una vez mas de mi país. Ya no podré compara libros piratas cuando no tenga plata. El no tiene la culpa de vender libros piratas, el no tiene la culpa de vivir en un país donde nadie entiende lo que lee. Lastima señor librero, se le extrañara

domingo, 18 de enero de 2009

"Sexo debil?"


(Sácala) llévala al cine
(Cómprale) un ramo e´flores
(Báñate) junto con ella
(Llévale) la comida a la cama
(Trátala) con mucha ternura
(Háblale) pero con mucha dulzura
(Dale amor) porque ella merece... te gusta
(Que la trates así)
Oscar D´Leon/Detalles, 1996 "Musart"
Esto va dedicado a aquellos que llevan a su enamorada al cine los martes y jueves porque esta mas barato, tu que le pones saldo a su celular mientras que tu no tienes para llamar ni al 105, tu que te compras tu helado de 0.50 céntimos mientras ella come uno de 3 soles. Tu amigo, hermano sufrido, no caigas en sus redes.
Hay días en los que me siento reconfortado, y liberado de no tener una mujer al lado, alguien que me llame mañana tarde y noche, que me controle, y que quizá llegue al hastío de decirme mi amor. Pero también la nostalgia de que alguien se preocupe por mí, porque a decir verdad siento que nadie lo hace, pero eso es solo problema mío.
A veces me pregunto ¿Quien pisa a quien? En la academia una compañera me contaba sobre su relación con su enamorado, y luego me pide que le preste mi celular, para mandarle un mensaje, dado que ella no tenía saldo en el suyo. Mando el mencionado y me enseño lo mandado que mas o menos decía esto: “Chinito mándame saldo px cuídate te kelo muxo”. Al ver el mensaje no tome importancia, pero trate de ver mucho mas allá de esos raros códices impregnados en la pantalla del celular, y me vi en la tremenda situación de que el hombre ah sido en cierto modo y quizá no deliberadamente manipulado por el sexo femenino. No quiero pecar de machista cosa que detesto y no soy, Quizá muchas mujeres se sientan ofendidas, pero con sus ofensas no borraran este post.
El varón durante la historia ah sido muy cruel con el sexo femenino, el varón siempre a sido el protagonista de las increíbles historias, pero tras ese hombre siempre hubo una mujer.
Mi manera de tratar a mis parejas ocasionales o no, siempre a sido quizá un poco cursi, regalos, invitaciones, cine, salidas, y cosas mas, y para talvez poder engrosar minimamente mi billetera tenia que recurrir al trabajo, buscar por aquí y por allá, recursiarme. Porque la mujer es sutil, y hábil. Porque ella jamás te pedirá algo, pero si te lo insinúa.
Caso similar es el de Rebeca, que hacia lo mismo con sus parejas. Ella les pedía las cosas mas insólitas (conejos, iguanas, perros, gallos), ellos claro cumplían fielmente sus ordenes, quizá yo hundiese terminado similarme en el caso hipotético de que este con ella, de la que me libre. Entre sus peticiones figuraban también las recargas a su celular, alhajas, y cosas mas, aun así la sigo queriendo, porque soy un estupido masoquista, que solo escribe para botar todo lo que lleva dentro.
Esa es la mujer, una diosa, una fuente de vida, pero también si sabes sobrellevarla, será talvez tu cruz, claro no todas son así, hay distintas, pero si una mujer lee esto, oiga tome conciencia,
Muchacho no te dejes manipular, y piensa bien antes de abrir tu billetera, o sacar ese último centavo con tal de complacerla a ella, así te cueste ir a pie a tu casa
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jueves, 15 de enero de 2009

"La fuga adolecente"


No fue fácil escapar de la casa de mis padres con apenas trece años, pero papá vivía furioso conmigo y me agredía sin razón alguna, casi por costumbre, quizá porque el pobre era tan infeliz que necesitaba compartir esa infelicidad con alguien más, y la buena de mamá toleraba en silencio esos maltratos porque le tenía miedo a su esposo y a veces hasta los aplaudía porque pensaba, desde su severa militancia religiosa, que un poco de mano dura no le venía nada mal a su hijo mayor, tan sospechosamente tímido y solitario, así que, dadas las circunstancias, me vi obligado a preparar un plan de fuga para ponerme a buen recaudo de tanta violencia y tanto mal humor.
Como no quería volver pronto a la casa familiar y tampoco esconderme en casa de un amigo o pariente, pues con seguridad me delataría y devolvería con mis padres, pensé que debía conseguir dinero, todo el que pudiese, para escapar con los bolsillos llenos, pagarme un hotel decente y refugiarme de papá. No se me ocurrió una mejor manera de conseguirlo que metiendo mano en los cajones privados de mamá y robando su joya más valiosa, un collar de oro con piedras preciosas que sus padres le regalaron cuando se casó, a principios de los sesenta, en una iglesia de Lima, con el único novio que había tenido, mi padre. Con esa joya en los bolsillos y una radio a pilas para oír los programas deportivos del gran Pocho Rospigliosi, me eché a correr dos o tres kilómetros, cuesta abajo, rumbo a la carretera, por las curvas pedregosas de Los Cóndores, el pequeño cerro en que vivíamos, lejos de la ciudad. Llegué jadeando a la autopista, trepé a un bus lleno de gente abatida y, una hora después, libre y asustado, bajé en un parque del centro de la ciudad. Si quería comer y dormir en un hotel, tenía que vender la joya de mamá. Después de regatear con facinerosos, pícaros y malandrines que compraban, en locales de terror, joyas seguramente robadas, acepté la mejor oferta y corrí como un demente con un fajo de billetes, muchos menos billetes de los que ese collar valía, pero muchos más de los que nunca había tenido en mis manos. Estaba eufórico: con tanta plata, podría vivir lejos de mi padre un buen tiempo.
No imaginé que, siendo menor de edad, se me haría tan difícil alojarme en algún hotel mínimamente digno, pero, después de que me echaran de varios hoteluchos, riéndose de mi rostro imberbe y mis torpes balbuceos cuando me pedían un documento, se me ocurrió que, si ofrecía un soborno amigable, tal vez el caballero de la recepción relajaría sus exigencias y, a despecho de la ley, me permitiría hospedarme. En efecto, pagué la coima, me inscribí con otro nombre, el de un amigo del colegio, y me encerré en la habitación a comer con desmesura y hacer algo que tenía prohibido en casa de mis padres, ver televisión, ese aparato que, según mamá y sus guías espirituales, difundía el vicio y el pecado, y al que, años después, entregaría el alma.
Durante semanas, casi un mes, no hice sino eso, comer y comer en la habitación, comer todos los dulces que papá no me hubiese permitido, porque él nunca comía dulces y decía que los postres eran para las mariquitas, tirarme en la cama a ver telenovelas o programas cómicos mientras imaginaba a mis compañeros aburriéndose en el colegio, leer los pasquines de la prensa peruana y, con mayor fervor, las revistas de mujeres desnudas que compraba, lleno de culpa, en las raras ocasiones en que salía a caminar por esas calles de Miraflores, cercanas a los acantilados por donde se arrojaban los suicidas y al mar en que la ciudad vertía sus ríos de excrementos.
Estaba seguro de que mis padres no me encontrarían en ese hostal de tres estrellas, pero no podía estar seguro de que estuviesen buscándome.
Fue mi pasión por el fútbol la que me indujo a cometer un error que interrumpió esas vacaciones adolescentes con dineros mal habidos. Esa noche jugaba mi equipo favorito, el Cristal, y no podía faltar en el estadio Nacional, tribuna de occidente, para aclamar a mis héroes. Siempre o casi siempre que Cristal jugaba en Lima, yo corría a la cancha con permiso o, casi mejor, sin permiso de mi padre. Por eso, papá contrató a un detective, que era un policía en su día libre, y, tras entregarle una foto mía, le encargó buscarme esa noche en el estadio Nacional, tribuna de occidente, porque él y yo sabíamos que no podía perderme ese partido contra la U.
Apenas habían jugado quince minutos y ya Cristal llevaba un gol de ventaja, cortesía de Percy El Trucha Rojas, y yo gritaba desde mi banca, víctima de esa enfermedad incurable que es el fútbol, cuando un sujeto corpulento me tomó fuertemente del brazo y me dijo:
-Ven conmigo, chiquillo, que tu viejo está afuera.
Lo miré, asustado, y él me calmó:
-No te preocupes, soy oficial de la policía, tu viejo me ha contratado para buscarte.
Mientras subíamos las gradas hacia la puerta, me advirtió, sin soltarme del brazo:
-Ni pienses en correr, que te meto un buen combo y te rompo la cara.
A la salida del estadio, mi padre esperaba en su auto. Al vernos, bajó del coche, me abrazó como nunca me había abrazado y, para mi sorpresa, preguntó:
-¿Quieres terminar de ver el partido?
Papá, el policía y yo volvimos al estadio y vimos ganar a Cristal, pero yo me sentía triste y avergonzado y por eso no pude gritar los dos goles más que marcó mi equipo. Papá tampoco los gritó porque era hincha de la U.
Luego me llevaron al hotel a recoger mis cosas. Nunca olvidaré la sonrisa de orgullo de mi padre cuando vio las revistas de mujeres desnudas sobre mi cama.
Al llegar a casa, mi madre me preguntó si había ido a misa todos los domingos, pero no me preguntó por su collar de piedras preciosas.

Jaime Bayly
22 de Agosto de 2005

domingo, 11 de enero de 2009

"Cenicienta"


Académico en apuros, te jodiste académico. Mi ilusionado e iluso padre con la finalidad de obtener un mejor “futuro” para mi me a matriculado en una academia que no mencionare su nombre para no hacer propaganda. Mi padre con la ilusión de que sea un ciudadano de bien quiere que estudie derecho ¿Se decepcionaría si le digo que quiero ser escritor?
Es lunes, ya primer día de clases en la academia, y la verdad no espero mucho, aunque claro, yo siempre me quejaba de que no conocía gente, y ahora talvez sea la oportunidad. Todo cambio es bueno, solo hay que saber sobrellevarlo.
Al entrar veo una cantidad de nerds, y hijitos de papa entrando (yo me considero del grupo hijitos de papa). La verdad poco me importa la gente que esta ahí, solo me importa que mi padre no gaste su plata en vano, bueno pero que conste en este blog que me estoy esforzando.
Al entrar al aula, que no es otra cosa que un lugar a primera vista cómodo limpio y bien cuidado, condiciones que no hay en mi casa ahora que mi madre se fue de viaje. Los alumnos a los cuales me siento ajeno. Los aplicados que tienen un plan de vida, y que solo hablan de exámenes de admisión, o problemas matemáticos que ni en un millón de años los entendería, profesores que hablan sobre las teorías de Newton, y el ángulo posible en que le cayó la dichosa manzana en la cabeza, son cosas a las cuales uno realmente no esta acostumbrado.
Nª703 es el aula que me a tocado donde todos miran sus libros y donde nadie conversa, donde nadie se para, donde nadie habla. Como robots automatizados copian sin el mejor ruido de la pizarra. Los profesores se presenta mediante un código: c323, b323, h323… Ninguno da su nombre ¿Serán realmente robots? Donde he llegado a parar, pero debo aprovechar. Dedo sentar cabeza.
El asiento es demasiado duro, siento que mis flácidos y escasos glúteos me duelen, pues no es fácil estar sentado 5 horas escuchando los ángulos, la historia, los senos, los cósenos, cosas que en le colegio jamás tome interés, y aunque no he llegado al limite del arrepentimiento (Porque soy un caradura y sinvergüenza) siento que ya estoy cerca.
Las chicas son guapas, y me atrae ligeramente una, pero no quiero involúcrame con nadie por un buen tiempo.
La vida en la academia no es fácil, ni para mí ni para nadie, solo deseo que las cosas me vallan bien y comprenda la sapiencia de los profesores
Es 11 enero y es mi cumple, y pocos son loe héroes que se ana cordeado de este día. Rebeca por supuesto ni un mensaje, pero ya bueno aun no termina el día, así que como mañana llega mi vieja de viaje, tendré que ordenar la casa, tengo hacer en un día todo lo que no hoce durante su ausencia, tengo que limpiar cocinar, lavar enjuagar, todos los deberes de una ama de casa obstinada y sufrida, toda una cenicienta. Ayer vinieron unos amigos a mi casa y conversamos y tomamos ligeramente. Ahora estoy solo en mi cumple, y espero los saludos afectuosos de todos ustedes.



Feliz cumpleaños ami!

martes, 6 de enero de 2009

"El ciclista ebrio"

Es de noche, la misma noche de siempre, esa noche calurosa, veraniega, infernal, ese verano que tanto detesto. Detesto a la gente caminar por la calles enseñando la alegría que no tengo. Los enamorados besándose, y yo recordando mi fracaso con Rebeca, a quien no busco hace 2 semanas. Detesto este estupido verano. Que por el maldito agujero de mi techo se filtren los rayos de sol. Eso y mucho mas es lo que odio del verano
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Con motivo de la navidad a mi hermano le regalaron una bicicleta. Mi hermano tiene 8 años, y su papa (que por cierto no es el mío) le regalo su bicicleta. Cuando la vi recordé la bicicleta que tuve y que me robaron, así que hice un pacto con mi hermano. Que el me prestaría la fucking bicicleta con la condición de que yo lo dejara ver sus dibujos en mi cuarto. El como niño inocente, accedió.
Ahora esta noche de maldito verano se me ocurrió escribir aquella novela que nunca terminare. Tenia la caja de vino que mi madre compro con motivo de la navidad, y decidí probar el vino. Al abrirlo sentí su dulce aroma, era una tentación. Tenía la radio a todo volumen escuchando a Soda, Enanitos, o algo de bosanova. Cantaba y el trago se me subía ala cabeza, tenia ya lo ojos rojos, no había escrito una sola línea, con la cabeza dándome vuelta, pedí prestada la bicicleta a mí hermano, que por cierto es un poco pequeña pero puedo manejarla. Salí y ese tropical aire me recibió, ese aire que odio. Manejaba esquivando a lo carros, sintiendo el aire en mi rostro, aquel aire que no sentía desde que me robaron la bicicleta. Me sentí extraordinariamente, era el hombre más feliz, y Rebeca ya no estaba en mi vida, motivo extra para estarlo, pues aunque la amo, siento que si la vuelvo a ver seria desastroso para mi.
Estaba ya manejando sin parar, no me importaba nada, ni los carros, ni las combis, ni los buses, ni cualquier objeto que se me atraviese por el camino. Veía fugazmente a la gente pasar, las luces, tenia aun los efectos del alcohol en mi sangre, podía morir atropellado, pues sentía que la bicicleta se tambaleaba.
Deje de manejar, ya estando un poco sano, me dirigí a mi casa, escribí, me dispuse escuchar música. Encendí mi radio, aquella que esta conmigo en los mejores tiempos, y escuche el programa de Mabela Martines “Sonidos del Mundo”. Aquel en el cual pasan para mi las mejores canciones, jazz, bosanova, trova, de todo un poco. Me sentía mas mierda que nunca pues recordaba a la ingrata de Rebeca, a quien no veo hace un buen tiempo, y que no va a visitarme. Ahora se acerca mi cumple y no se que mierda haré. Talvez la pase en mi casa aburrido. Talvez todo se igual y no cambie. Solo se que estoy jodido.
La vida a veces te prepara para cosas en las cuales quizá no estas preparado. Mi padre con ilusión de que salga adelante me a matriculado en una academia a la cual fui ayer. Mi madre esta de viaje el 30 y llega el 10 tengo la casa para mi solo. Talvez con el transcurso de los días escriba sobre eso


Aca les dejo una pequeña pagina de un blog de una ecritora española. Grabriela Wiener, los interesados denle click
http://www.clubcultura.com/diario/dentro.php?entrada=2187#comentarios

domingo, 4 de enero de 2009

"La niña que ama a Bob Esponja"


Historias de colegio, sin colegio.
-Aldo, despierta. Tienes que ir al colegio.
Al abrir mis ojos, siento la maldita legaña pegada en ellos, veo el mismo agujero en mi techo en el cual veo la luna y las estrellas, veo los póster pegados, en las paredes. Tengo el maldito deber de ir a comprar el pan par ir al colegio. Detesto levantarme temprano, detesto ponerme el uniforme, detesto vivir, pero que pedo hacer, ya me jodi. Así que me pongo el uniforme azul, la camisa, y los zapatos. Al entrar al baño me miro como todos los días en el espejo, me examino a ver si no me falta alguna parte de mi cara. Pero todo esta ahí: mi nariz ligeramente torcida, mis ojeras, mi acne, mis pómulos sobresalientes. Todo desgraciadamente esta ahí.
Cojo la plata de la mesa y salgo con direccion a la bodega a comprar las cosas para el desayuno. Es invierno y eso me gusta, pues la vereda esta mojada, la gente sale abrigada de su casa, y las tazas de café corren de mesa en mesa. Al poner los zapantos en la humeda y resbalosa acera limeña, camino cabizbajo y algo asustado por los peligros que corre uno en esta cuidad donde solo sobrevive el mas valiente.
Ulimamente ha ido ocurrien hechos muy raros, en la bodega a la cual voy a comprar, sonidos agudos, y algo graciosos que no logro identificar, que salen de algun lugar de esa bodega, pero que hoy identificare. Al entrar a la pequeña bodega pido lo de siempre. Me atiende una chica de tez clara, ojos en los cuales me puedo ver reflejado, y cabello amarrado. Le pido lo de siempre, es en eso que vuelvo a escuchar los mismos ruidos, que ahora puedo identificar claramente. Es…QUE? Bob Esponja. Eso era lo que realmente escuchaba yo. Pero quizá me equivoque, no creo que una chica mucho mayor que yo se ponga a ver dibujos animados a cierta hora de la mañana. Bueno no es pecado ver dibujos animados, pro así es mi barrio lleno de seres extraños y algo psicodélicos.
Le recibo las compras y me voy, no sin antes pensar… Yo también veo dibujos animados, y soy un niño, un perfecto infantil. Veo caballeros del zodiaco, Death Note, Naruto, todos animes, ya que los demás como que se los dejo a mi hermano.
Todos tuvimos una infancia, buena o mala, solo cada uno lo sabe, lo único que puedo decir es que después de esto me siento mas niño que nunca


El primer post del año. En este año habrá muchos cambios, cambios bueno y malos, pero cambios
 

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