martes, 28 de abril de 2009

"De cuando Aldo visitó a Amapola" (PARTE 3)


-Bueno cuéntame, que tal ¿Cómo te recibió la cuidad?
-La verdad no pensé que vivieras en un lugar tan bello, siento esto como un sueño, aparte del sueño que tengo, pero por ti aguanto todo.
-No cambias ¿Cuéntame como es eso que saliste peleando de tu casa?
-La verdad ¿A que madre le agradaría que su hijo valla por una mujer que nunca a tocado hasta Buenos Aires? A la mía no. La verdad poco me importa, tengo 24 años y ya puedo hacer de mi vida lo que me da la gana ¿No crees?
-Tienes razón. Tu sabes que ahora estoy sola, y me salí de mi casa por por los mismos motivos. Mis padres se metían mucho en mis cosas, y eso la verdad no me agrada.
-Pero, por lo que veo tu tienes mas ingresos que yo. Mírate, mira tu departamento, ya quisiera vivir así. Tu sabes que soy un pobre aprendiz de abogado, que esto no es lo mío, que cuanto hubiera dado por estudiar Literatura, pero ya me ves. Te acuerdas cuando te dije que nadie en la vida seria lo que realmente desea, pues aquí me ves.
Miro sui reloj y vio que eran las 2 de la mañana ¿A que hora había llegado el vuelo? Recordó que su reloj tenia hora peruana, y se acordó que había 3 horas de diferencia. Entonces ¿Eran las 5 de la mañana?
-Aldo, no estas en Perú, tu no te preocupes por la hora, la que tiene que ir a trabajar soy yo. Mira hay solo una cama, que te perece si dormimos juntos, se que no me harás nada, mas bien cuídate de mi.
Entraron a una habitación que era igual de majestuosa que la sala. Había una cama y dos mesas de noche con una pequeña lámpara cada una que alumbraba al techo.
-Me voy a vestir –dijo ella- no te incomodas si sales un rato.
-Claro, y aprovecho para vestirme afuera.
Al salir Aldo imaginó a Amapola mostrando su cuerpo a las cuatro paredes de de su habitación, aquella mujer que desde tan lejos vino a visitar. Amapola. Miró las ventanas de su sala y al abrir las cortinas vio el cielo bonaerense, muy diferente al limeño, al gris de la cuidad, de aquella cuidad en agonía, que se pudre con sus habitantes
-Piensas dormir afuera?
-Ya voy
Al entrar vio a Amapola con una pijama de gasa, transparente ¿Lo estaba seduciendo? No. Recién conocía a Amapola y era técnicamente imposible que pasara Aldo entre ellos ¿Pero tu quieres? No te engañes. La verdad, no, pero hay algo en ella que lo atrae, que lo hace imaginar que podría ser el hombre más feliz y dichoso de la tierra si pudiera poseer esa mujer. Al esta noche no podrás dormir, y menos una mujer así al lado

jueves, 23 de abril de 2009

1...2...3 Envidienme

Hago un alto en la narrción para invitarlos a la Feria del Libro del cono norte que se realiza en el Mega Plaza

Solo tengo que decir eso
Alfredo Byce Echenique se presentó en la feria del libro del cono norte para una firma de libros y una conferencia.
La feria del Libro empezo el 16 de Abril y termina el 3 de mayo. Bryce se presentó el 17. Hay ofertas de libros y descuentos de hasta un 50%

Pdt: En la firma dice: "Para... Con gran aprecio Alfredo Bryce. Lima 2009"

jueves, 16 de abril de 2009

"De cuando Aldo visitó a Amapola" PARTE 2


Llego a la pileta y vio a Amapola, pero era ella. No era lo mismo verla por una webcam, que en persona. La chica que vio era alta, rubia, de hermoso cuerpo, y ojos verdes.
-Amapola… -Dijo él tímidamente.
La mujer volteo, lo miro, examinándolo con la mirada. Se veía sorprendida, pero era realmente ella. Ahora Aldo se sentía algo ridículo, quizá se había equivocado.
-¿Aldo? –musito ella
La lluvia bonaerense no impidió que se abrazaran, que se unieran en un solo espíritu, que sus ojos emitieran un leve rocío de alegría, y que hasta juntaran levemente sus labios, era la alegría de que un estudiante, que se olvido del mundo y decidió recorrer medio Sudamérica por una mujer, que había conocido en la pagina que escribía sus tristes anécdotas y pequeños relatos, con quien se encontraba cada noche para conversar sobre las cosas que le pasaban durante el día. Amapola alegre de igual manera no lo dejaba –la lluvia aun caía-, lo abrazo. Al separarse se miraron un rato hasta que Amapola intervino.
-Piensas quedarte aquí conmigo en plena lluvia. Vamos a mi depa, nos espera una larga noche.
Tomaron un pequeño taxi hasta su departamento. La lluvia aun seguía. El taxi los dejo en un edificio de no mas de 15 pisos, Amapola saludo al guardia con amabilidad, y entraron. Al fondo del pasillo los esperaba un ascensor, presiono un botón y las puertas se abrieron. Ingresaron. Aun no habían hablado ¿Habían dejado lo mejor para el final? Se rompió el hielo.
-¿Que tal el viaje?
-Cansado. Salí peleando de mi casa, pero no hablemos de eso. Nos conocimos hace 4 años y recién estoy aquí, así que hay mucho de que hablar.
Salieron del ascensor, caminaron por un pequeño pasillo, y me tras la puerta de su departamento lo recibió un precioso departamento, excelentemente decorado, con unas influencias modernas y cuadros cubistas. Era realmente una experiencia maravillosa tener al lado a un mujer de la cual hasta llego a dudar de su existencia, que la rubia de ojos verdes que tenia a mi lado era un sueño, un sueño que le había durado 4 años desde la primera vez que la encontró en esa pagina donde escribía, donde se desfogaba y se dejaba ser.
-Siéntate- le dijo ella.
Se sentó en un sofá. Ella se dirigió al pequeño bar que tenia.
-¿Deseas tomar algo? Supongo que el viaje ha sido largo, y estas cansado.
-Claro, un Cuba Libre, sabes que es lo único que tomo. Te veo y siento que es mentira todo, jamás hubiera imaginado hace cuatro años atrás venir hasta Buenos Aires.
Le trajo el trago, lo probo. Estaba en su punto. Helado y no muy fuerte. Ella se sentó al frente suyo. Lo miro.

domingo, 5 de abril de 2009

"De cuando Aldo visitó a Amapola" (PARTE 1)


Debido a la academia, al Britanico y al Starcraft he dejado abandonado este pequeño espacio de mi, pero la espera no fue en vano aca tengo otra pequeña historia que contar. Disculpen la demora y que les agrade

Quien lo hubiera visto bajar del aeropuerto Ezeiza de Buenos Aires, no hubiera imaginado la aventura maravillosa que viviría, talves porque nunca había pisado esa cuidad, talvez porque esperaba que esa chica de cabellos rubios llamada Amapola aparezca ¿O él iría a su departamento? Sacó de su bolsillo un papel arrugado que decía.

Estación central, ir directo por 25 De Mayo, hasta Santa Fe.
Lanús Oeste, busca la fuente ahí te voy a estar esperando, confía en mi

Había apuntado eso en un papel la última vez que se encontraron en el chat una noche antes de su vuelo ¿O talvez dos? No podía recordarlo con exactitud. Su corazón se aceleraba. Este era el momento de su tan esperado encuentro. Si bien lo habían imaginado cientos de veces, todavía se sentía ansioso por descubrir como sería. ¿Sería cálido, como las extensas y fluidas conversaciones que solían mantener a través del computador? ¿Sería fría talvez, con apenas un saludo tímido por parte de ambos? Infinidad de preguntas agolpaban su cabeza, ninguna respuesta.
Estaba lloviendo en Buenos Aires, el vuelo había sido fatigoso, duró 18 horas. Llegó de noche. En el vuelo recordaba que había salido peleando con su madre. “Estas loco, como se te ocurre ir hasta allá por una mujer”, pero no era cualquier mujer, era Amapola, la mujer que le contaba todas sus experiencias amorosas, mediante el Messenger, mujer a quien conoció mediante un pagina en la cual escribía. Esa mujer era Amapola, tan demonio como ángel.
La noche bonaerense lo recibía lluviosa, con pistas mojadas, y personas huyendo, buscando refugio bajo algún techo que los cobije. Aldo nunca había viajado tan lejos, y menos por una mujer que jamás había tocado. Juntó todo su suelto en el periódico durante 5 meses, pensaba quedarse con Amapola, una semana.
Alzo la mano y una decena de taxis pararon. Cogió el primero.
- Lanús Oeste, por favor
Subió al taxi, que a diferencia de los de Lima, era amarillo y negro. El taxi avanzaba por avenidas que Aldo no conocía, pero que le parecían fascinantes. Buenos Aires le parecía una cuidad bohemia, talvez ahí podría escribir su primera novela. Él estudiaba Derecho en Lima, sus padres lo habían obligado a seguir la carrera con la amenaza de no ayudarlo económicamente en sus estudios. Pero ahora había dejado la universidad por esa mujer, muy a pesar de sus padres. Solo era una semana, y Aldo sabia que eso a él no lo afectaría, pues iba muy bien en sus estudios a pesar del asco que le tenia al Derecho, pero extrañaba la literatura, extrañaba leer libros en la madrugada, con una taza de café al lado, ¿O talvez dos? La verdad, no lo recordaba, pues esos tiempos en los que tomaba infinidad de tazas de café ya pasaron, ahora era un futuro abogado.
Arrancándolo de sus reflexiones, el taxista le indicó que el recorrido estaba llegando a su fin. Aldo asintió. Aún seguía lloviendo. Aldo estaba cada vez más nervioso, vería por fin a la mujer que le quitaba el sueño.
 

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