sábado, 2 de abril de 2011

"Un extraño en la familia"



Debido a muchos eventos que sucedieron en mi familia me vi obligado a comer en la calle. Estaba en casa todos los días, y no me hablaba con mi madre, era una situación muy tensa, como si en la familia se hubiera desatado la guerra fría, como si alguno de los contendores esperara el primer ataque para morder.


Todos los días me levantaba tarde, y mi madre que solía gritarme para que me levantara, ahora ya no lo hacía. ¿Era bueno eso? Estaba dejando que hiciera lo que yo quería, cosa que pocas o mejor dicho nunca hace. Salía sin avisar, esperaba la noche para ir con mi “viejo” a comer. Obligatoriamente tuvimos que compartir más tiempo del que compartíamos, y es que a decir verdad, cuando era niño quería mas a mi padre que a mi madre, compartíamos más tiempo juntos, pero fui creciendo y fui dejando la casa, conociendo gente, con la cual hasta ahora no me hablo, y es que en mi vida suceden tantas cosas que al final termino cambiando de amigos, como sucedió cuando era niño, como sucedió cuando estaba en el colegio, y quizá suceda ahora. La gente camba.


La rutina de todas las noches era, esperar a mi viejo llegue, esperar a que termine el bloque deportivo en el noticiero -no suelo acompañarlo en ese momento, pues siempre salimos peleando-, mientras yo escuchaba música en mi cuarto o leía algún libro que a mi padre no le gustara. Luego venia peinándose y me decía.


-Ya?


-Vamos – le respondía.


El menú de todas las noches se había vuelto el mismo, chifa y caldo, y aunque no me hostigaba, veíamos eso como un momento para conversar, para compartir ideas, políticas, religiosas, musicales, o para que me pregunte que hice durante el día. Siempre me preguntaba que quería comer, y bueno yo siempre le decía “lo que quieras”.


La conversación en ciertos momentos se volvía, nostálgica, me hacia recordar las cosas que hacíamos cuando era niño, como llevarme al hipódromo todos los fines de semana, o cuando me sacaba conejos de los dedos de los pies –no creo que quiera hacerlo ahora-, cosa que detestaba, pero a pesar de eso ponía una cara feliz con tal de complacerlo, cosas que quizá ahora no podamos hacer, por tiempo, por ideas, porque mi padre va a votar por Keiko y yo por PPK, cosas como esas nos separan, pero sé que en algún momento nos “iremos” y extrañare las cosa que me gustaba que hiciera cuando era niño, y ahora no me gustan, pero que cuando tú no estés extrañare.


Sorry por olvidarme tu cumple, sabes que no me acuerdo las fechas con facilidad, porque sabes que no soy bueno con las fechas y con los números en general, y también disculpas por no ser el profesor de matemáticas que siempre quisiste que fuera, pero sabes, algo bueno hemos sacado de esto: El tiempo. El tiempo que compartimos juntos nadie nos lo quitara, por más viejo que estés, o desmemoriado que sea yo.

3 Reacciones pervertidas:

Noé Alvarado dijo...

Excelente post perver. Me pasa algo similar con mi viejo.

Saludos.

Oscar C. OKIPERU ® dijo...

De niño no tuve relaciones cordiales con el viejo, ambos siempre estábamos en constante "guerra fría" como dices. Ahora, en plena madurez recién puedo sentir que el viejo y yo nos queremos como siempre debió ser.

Un abrazo.

Drix E. Miranda dijo...

Realmente siempre veo tu Blog, por medio de una amiga que me lo mandó, pero este post me conquisto.. Ahora me animé yo a hacer uno. A ver si lo visitas.. http://submarinosupernova.blogspot.com/ igual sigue con el blog. Tiene cosas RE interesantes…y el estilo es pajita.. =*

 

"Amor de medio tiempo" Copyright © 2010 | Designed by: Compartidisimo