miércoles, 19 de noviembre de 2008

"La orden de los corazones humanos"


Se había autoproclamado ladilla oficial del reino, y estaba ahí, en el salón, esperando que el profesor no lo vea, preparado para dar otro golpe ladilla.
Así decidí empezar este articulo, con un fragmento adaptado de Alfredo Bryce Echenique, en su obra “Tantas veces Pedro”. Porque esta obra me hizo ver quizá quien realmente soy. Si Aldo amo realmente a Rebeca, si alguna vez fui realmente el protagonista de esa novela a la que tanto amo, y si realmente Rebeca existió o talvez fue una fantasía creada por mi.
Ahora Rebeca esta ahí en ese salón al que tanto detesto, y aunque Diana diga que soy un machito escribiendo, es verdad. Diana nunca se equivocó conmigo, yo la maldad que hice ahora la estoy pagando, ahora Rebeca me dejo, me dejo por aquel comentario de su madre, me dejo por temor a lo demás, y no la culpo, pero ahora sin ella me siento otro en el salón, me siento como a comienzo del año. Cierta vez le dije que ella era la única persona que me hacia venir al colegio, ahora sin ella, talvez nada tenga importancia, solo vivir.
Estoy solo, como siempre, como siempre debí quedarme. Rebeca esta ahora sentado con un “amigo” mio y la extraño mas que nunca, talvez ahora con el me olvide o, talvez me siga evadiendo como lo hace siempre cada vez que quiero hablar con ella, porque desde el incidente no hablo con ella, porque ese incidente nos separo, porque talvez prefirió hacerle caso a su madre, y dejarme de lado.
Ahora mi relación con Rebeca es distante, pues ya no intercambio la más mínima palabra con ella. Ella no quiere que me acerque a su sitio, ni que me acerque a hablar con ella ¿Por qué? Solo ella lo sabe, solo ella y su madre.
¿Qué habrá pasado ese día? ¿Qué le habrá metido su madre en le cerebro para que cambie así conmigo? ¿Debería seguir a su lado después de todo? ¿Esperarla? ¿Para que? ¿Qué me diría? Preguntas que me vienen a la cabeza ahora, ahora solo, sin ella, sin nadie. No puedo hablar con ella solo mirarla, y contemplar aquella belleza que estuvo tan cerca de mí que hasta pude besarla, tocarla, y sentir por algunos momentos que era mía, y no me la quitarían. Que no aparecería ninguna pretendiente de los tantos que tiene, y llevársela para dejarme solo
Rebeca mi perdición o mi salvación, solo el señor lo sabe.
Estoy en el aula de Huascaran escribiendo esto. Decidí salir de la clase de matemática como lo hacia antes, pues detesto la clase de matemáticas y al profesor, y todo lo que este en esas cuatro paredes que es mi salón. Solo quiero que termine el año, irme, y olvidar todo. Todo.

1 Reacciones pervertidas:

Anónimo dijo...

bueh floro tienes pata casi lloo

 

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