sábado, 29 de noviembre de 2008

Solo talvez una taza de café y unos lentes desvencijados


El hombre se levantaba todos lo días para ir a su trabajo. Tuvo un sueño extraño, soñó que asesinaba a todos sus compañeros de trabajo, aquellos que lo humillaban a diario. Cada uno ellos caían al ritmo de los disparos que percutaba. Su desayuno era una taza de café y una tostada, pues en la oficina ganaba muy poco, y por ser un simple obrero, el era el gerente de publicidad, era el tipo maltratado por el jefe de esa empresa, el típico hijo de papito que hereda la empresa, el que se cree dueño de las vidas de todos los proletarios que trabajan ahí. Ese era su jefe. Se puso el mismo terno que se ponía todos los días, y al sacar sus anteojos de su funda vio su arma. Aquella arma brillaba como si fuera un diamante, el hombre le tenia un recelo enorme, la tenia para el solo, y nadie sabia que la tenia solo el. Salio de su casa en busca del bus que lo llevaría a la oficina, ya con el terno, la corbata torcida, los lentes ligeramente empañados, con el portafolio en la mano y algo despeinado subió al bus, camino a su trabajo, el cual podría ser el ultimo. Estaba el la puerta, miro a la recepcionista, con la falda que dejaba muy poco a la imaginación, hablado por teléfono, con sabe Dios con quien. La recepcionista jamás lo saludaba, Solo lo veía pasar y le recibía la tarjeta con la cual marcaría la hora de llegada -Toma Se dirigía a su escritorio, y se sentaba desconfiado, aun en su propia oficina. Durante el día recibía llamadas, fax, cartas, pero todas de trabajo, sin ninguna novedad. Solo trabajo -Te llama el “aniñado”-Decía su secretaria. Así era como llamaban al gerente, ese tipo que pisaba a todos sin importarle nada. Entro a la oficina, y lo vio con una casi celestial, y antes que dijera una sola palabra le dijo:
-Esta usted despedido, necesito que me entregue informe completo de su labor en la empresa durante su gestión -Pero, ¿Por qué? -Porque, se me dio la regalada gana, porque usted es un mediocre, porque gente como usted no merece trabajar aquí!, alguna objeción? -Yo trabaje 6 años aquí, desde que estuvo su padre. Usted no me puede dejar en la calle -Claro que puedo, además ya lo hice. Ahora lárguese, no lo quiero ver El hombre salio de la oficina sudorosa, con la corbata más torcida, los lentes ligeramente empañados. Todos sus compañeros lo veían pasar nervioso, ya sabían lo que había pasado, lo gritos del gerente se había escuchado por toda la oficina. Solo lo veían pasar, nada más. Asustados, apenados, avergonzados, todas esas emociones en sus caras Llego a su escritorio, algo indignado cojio las pocas cosas que tenía, las metió a su portafolios, cuando un brillo cegador lo sorprendió. Era el arma. Ahora comprendía el sueño, era eso lo que realmente tenía que hacer. Asesinar a todos, sin piedad, por tratarlo una basura, como lo peor. Así que cojio el arma y se fue a la oficina del jefe -Mierda!, me llego es usted una basura… Entro sin tocar, sin hacer nada solo coger el arma y apuntar. Y… El gerente cajo al piso con un agujero en medio de los ojos, un frágil hilo de sangre salía por el agujero aun humeante, para terminar el la alfombra de presidencia. Salio disparado irónicamente, y disparo a todos. A todos, sin excepción, todos lo compañeros con los que compartió 6 años de trabajo cayeron uno a uno, en el piso, rodeados por un charco de sangre
¡Reacciono!
Ahora no sabia que hacer, estaba embarrado, jodido, era un asesino, no podía creer la barbaridad que había hecho, así que decidió comprar su perdón con una bala. Y callo al suelo, de su boca salía sangre, tenía los ojos abiertos la corbata torcida, y los anteojos ligeramente empañados

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