miércoles, 1 de octubre de 2008

"Desde el closet"


No hace mucho tiempo que abrí mi bandeja de entrada de mi correo, tratando de eliminar algunos mensajes indeseables, entre los que se hallaban, boletines de “casa del libro”, solicitudes del “hi5”, o mensajes cadena que nunca leo.Encontré algo que me llamo la atención. Una carta de una amiga que estudio conmigo, y que ahora se encuentra en algún país lejano de este planeta confesándome su lesbianismo. Decidí leerlo de nuevo En aquella carta me narraba sus experiencias en ese país, criticando los flácidos traseros de las chicas de ese país, o enseñándome fotos tomadas en su salón donde la principal atracción eran las curvilíneas nalgas de una compañera de origen español, que a decir verdad no estaba nada mal. Me narraba como había conocido varias personas de diferentes nacionalidades, entre las que se hallaban un inmigrante turco perdidamente enamorado de ella –claro que el ignoraba su lesbianismo-, pero ella toda una dama lo rechazaba, pero el tipo terco la seguía, la acosaba, le pedía que fuera su novia. Ella jamás accedió a sus propuestas, pero el jamás perdió la esperanza de que algún día le haga caso Tras leer el mensaje me quede con aquel sabor de culpa, de aquel amigo al cual sin querer saque del closet una vez Nunca fue me intención que aquella amistad terminara de esa manera jamás quise publicar un articulo narrando parte de lo que me había confiado como un secreto de confesión Todo comenzó cuando tras una conversación el la cual me decía que era gay y que debía decírselo a alguien porque no la culpa lo mataba, yo le dije que no debía tener culpa que las cosas pasan porque uno nace así una crece así, pero no pude consolarlo. Era un tipo atractivo al ojo femenino, las chicas lo adoraban, pero estaba claro que el no ellas. Des pues de su triste confesión me pidió que no revelara nada de lo que conversamos, y que todo tenía que quedar entre nosotros como buenos amigos que somos.Su promesa fue cumplida hasta el trabajo del periódico mural del colegio, no tenia un trabajo para presentar, debía hacer algo, si no sacaba el curso a cargo, fue así como se me ocurrió revelar la promesa hecha en un articulo anónimo sin mostrar nombre, ni rasgos descriptivos. El jamás me lo perdono el colegio lo leyó pero jamás pensaron que era el, Jamás me dirigió la palabra, yo tampoco tenia el valor para hablarle, ni dirigirle la mas mínima fraseAhora talvez hago esto por segunda vez, y aunque lo extrañe deseo verlo de nuevo. Los extraño chicos

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